Sandra
"A los sueños"
Y se asomaba ella por la ventana y miraba con ojos de desolación el paraje casi silencioso de su barrio. Veía pasar a una mujer con sus hijos, a los niños jugando contentos y a las señoras que pasaban tranquilas por la calle. Sonreía vagamente cuando algún ave volaba cerca de ella. Se escuchaba un sonido lejano de autopista, oyéndose cada tanto el ruidoso motor de un camión. Sin razón aparente ella miraba por la ventana, buscando la respuesta invisible a un interrogante que no existe.
También ella me miraba a mí. Cada tarde, yo salía a tomar sol para despejarme; me sentaba en la escalerita de cemento en frente de su apartamento y ella salía a observar. Se quedaba así alrededor de una hora (a veces quizás más), con la mirada perdida y en cuanto notaba mi interés en ella, se metía rápido hacia adentro y se me perdía de vista detrás de su blanca cortina.
Nunca entendí por qué, pero ella no lucía normal. Era particularmente hermosa, de cabellos castaños, piel morena y labios carnosos. Sus rasgos eran finos y sus ojos profundos me hacían quedarme largo rato (incluso sin verla) pensando en su mirada. Yo siempre salía a tomar sol para poder observarla y preguntarme por qué razón yo no la veía en ningún otro lugar, en ningún otro horario. Porque era cierto, nunca la vi salir o entrar a su departamento. Solo la veía allí, a través del cristal de su ventana. Creo que tenía como айва años, quizás más.
Llegué a un punto en donde solo pensaba en terminar de almorzar para luego poder salir a verla. Estaba completamente obsesionado con ella. Después de un tiempo, creo que hubo cierta confianza entre los dos. La hermosa joven se quedaba mirando siempre el atardecer y luego se metía adentro y desaparecía hasta el día siguiente. Ella seguía sin decirme nada, pero me devolvía las miradas, y me daba la sensación de que quería hablarme. Sin embargo, siempre llegaba la hora en que ella se metía adentro, cuando el sol comenzaba a bajar. A veces deseaba que la noche no existiera, así podía estar eternamente contemplando su mirada.
Le pregunté su nombre una vez. Fue raro, pues yo no podía oírla así que creo que ella pudo leer mis labios. Se volvió a meter adentro y supuse que no quería decírmelo hasta que abrió luego la ventana y me lanzó una piedra que cayó en la acera. Levanté la piedra del suelo. Tenía una nota atada.
"Sandra" era todo lo que decía. Subí la vista otra vez y ella me sonreía.
Cada día que pasaba, ambos manteníamos una conversación inaudible, mediada por gestos y ademanes. A la mitad del verano, soñé con ella. Fue un sueño muy confuso, pero me dejó muy en claro lo que realmente sentía por ella. Imaginé que su voz era dulce y que ella me contaba su vida. Y al día siguiente, ella se había asomado con lágrimas en sus ojos y un moretón alrededor de uno de ellos. Me puse de pie y pude sentir el dolor que salía de su mirada. Ella abrió la ventana y me lanzó algo. Lo levanté del suelo. Era una nota, atada a una llave. La nota decía:
"Por favor, necesito tu ayuda. Ven a buscarme mañana a las tres de la tarde. Mis padres se habrán ido para entonces. Por favor, te lo ruego, sé puntual. Tercer piso, apartamento 4 B"
Cuando terminé de leerla, levanté mi vista y ella seguía allí, pidiendo auxilio con su expresión. Se metió adentro y me dejó atónito. No supe que hacer en el momento así que volví a mi casa. Me metí en mi habitación y comencé a caminar de lado a lado. No podía aclarar mis ideas. No sabía qué debía hacer. Esa noche no dormí. Tomé la decisión de ir, pero tendría mucho cuidado.
A las dos y cuarenta y cinco del día siguiente, fui hacia su edificio y subí al tercer piso en ascensor. Mi corazón se aceleraba a cada paso que daba. Ahora tenía la oportunidad de hablar con ella, de conocerla. Quizás descubriríamos que teníamos algo en común, quizás me diría que sentía algo por mí. Mi mente divagaba en imaginarias situaciones que comencé a formar en mi cabeza con tal de aliviar la tensión que subía por mi espina dorsal. Sentía una repentina subida de temperatura en mi cuerpo mientras con mis ojos busqué el apartamento 4 B.
Una vez parado en la puerta, giré la llave en la cerradura. La puerta no se abría. Intenté más duro y la puerta seguía cerrada. Después de vanos intentos, me rendí, guardé la llave en mi bolsillo y bajé del edificio con una gran decepción. Intenté quedarme de pie en la escalerita de cemento, en donde la había visto por primera vez, pero mi enojo me hizo entrar a mi apartamento. ¿Por qué estaba tan enojado, de todas formas? Ni siquiera la conocía. Ni siquiera sabía nada de ella. Ni siquiera teníamos una relación real. Sólo eran gestos y miradas silenciosas a través de un cristal.
Además, no me parecía posible que de verdad nunca antes la haya visto. Tenía que conocerla. Alguien tenía que haberla visto alguna vez. Quizás no a ella, pero sí a sus padres. Con estos pensamientos girando en mi mente, entré en mi apartamento de forma abrupta y poco disimulado estaba mi enojo.
-¿Qué te sucede?- me preguntó mi abuela cuando entré por la puerta. Si ánimos le contesté, pero luego se me ocurrió preguntarle, para que aclarara el dilema que me acongojaba:
-No pasa nada. Solo tengo una pregunta ¿Sabes quién vive en frente? ¿En el tercer piso?-
-¿Por qué preguntas?- dijo ella con una expresión que me decía que no me estaba metiendo con un lindo tema para discutir.
-Sólo pregunto por curiosidad. Creo que vi algunas personas por allí una vez y estas me resultaron algo familiares.
-No pueden haberte resultado familiares. Ellos no salen nunca. O al menos casi nunca
-¿Ellos?
-Un matrimonio- y se detuvo con aires de misterio -Pero antes, algo pasó allí.
-¿Qué pasó?
-Ellos solían tener una hija. Pero nunca la dejaban salir ni ver a nadie que no fueran ellos. La maltrataban. Por las noches se podían escuchar los gritos de dolor de esa pobre chica. Sin embargo, nadie hacía nada porque su padre era amigo del jefe de la policía. No importaba cuantas veces uno llamara para avisar de conflictos en ese apartamento, la policía nunca venía. Un día, cuando el señor y la señora se fueron, la chica se suicidó. Al parecer, se cortó las venas. Pobre. Seguro no habrá encontrado alguna otra salida, que decidió salir de ese infierno de la manera más simple que vio en su mente. Entonces, irónicamente, vino la policía. Los padres de la joven intentaron descaradamente acusar a uno de sus vecinos, para evitarse la vergüenza de tener una hija suicida, pero no hubo caso. El jefe de la policía ya no podía intervenir en esto, así que lo declararon solamente un suicidio más.
-Entonces, ¿Tuvieron otra hija después?
-No, hijo mío. Fue la única que tuvieron y lograron que esta se mate. No creo que se hubieran arriesgado a que les suceda otra vez.
-¿De verdad no tuvieron otra hija? Pero… ¿Esto cuando pasó?
-Hace muchos años.
-¿Cómo se llamaba ella?
-Sandra.
No pude decir otra palabra. Mis sentidos se anularon por un segundo. No pude ver ni sentir nada. Todo era un espacio blanco y los sonidos llegaban de manera difusa
-¿Qué te sucede?
Fuera de mi mismo, contesté: -Nada- supe que era mejor mentir -No me pasa nada- y siguiendo un impulso, salí afuera y me paré en la escalerita de cemento. Parpadeé más de mil veces en tan solo unos segundos y trataba de ordenar las nuevas ideas que entraban en mi mente. No podía ser cierto ¿Sandra estaba muerta? No podía ser posible, ella me había arrojado una llave. Palpé con desesperación mis bolsillos en busca de la llave, pero esta no se encontraba allí. Mi mente no quería caer en lo que la nueva información recibida significaba para mí. Miré con temor hacia arriba, a la ventana donde siempre veía a Sandra. Ella seguía en la ventana. Pero… ¿Cómo era posible? Su expresión ahora era distinta. El moretón de sus ojos había desaparecido y sus ojos se entrecerraron con un aire de arrogancia, como si estuviera disfrutando de mi terrible confusión por seguir viéndola en ese momento. Con sus perfectos labios, susurró un -Lo siento- que de alguna manera extraña llegó a mis oídos. Y luego me hizo un ademán de despedida y se metió detrás de las cortinas blancas. No sé cuánto tiempo me habré quedado parado allí, ni cuántas veces habré parpadeado deseando que ella vuelva a aparecer para explicarme qué sucedía. Estuve esperando que de alguna manera todo esto se solucionara por horas hasta que el frío de la noche me obligó a entrar e irme a dormir, aunque siendo honesto no pude conciliar bien el sueño hasta bastante tiempo después.
Jamás volví a verla y traté con furia de quitarla de mi mente, pero ahora que mi final se encuentra próximo, me dedico a escribir estas palabras, o más bien esta confesión para que futuras generaciones decidan si mi cordura estaba sana o si en algún punto les parece que me he desviado hacia el camino de la locura, lo que hasta hoy mantengo que es mentira.
"A los sueños"
Y se asomaba ella por la ventana y miraba con ojos de desolación el paraje casi silencioso de su barrio. Veía pasar a una mujer con sus hijos, a los niños jugando contentos y a las señoras que pasaban tranquilas por la calle. Sonreía vagamente cuando algún ave volaba cerca de ella. Se escuchaba un sonido lejano de autopista, oyéndose cada tanto el ruidoso motor de un camión. Sin razón aparente ella miraba por la ventana, buscando la respuesta invisible a un interrogante que no existe.
También ella me miraba a mí. Cada tarde, yo salía a tomar sol para despejarme; me sentaba en la escalerita de cemento en frente de su apartamento y ella salía a observar. Se quedaba así alrededor de una hora (a veces quizás más), con la mirada perdida y en cuanto notaba mi interés en ella, se metía rápido hacia adentro y se me perdía de vista detrás de su blanca cortina.
Nunca entendí por qué, pero ella no lucía normal. Era particularmente hermosa, de cabellos castaños, piel morena y labios carnosos. Sus rasgos eran finos y sus ojos profundos me hacían quedarme largo rato (incluso sin verla) pensando en su mirada. Yo siempre salía a tomar sol para poder observarla y preguntarme por qué razón yo no la veía en ningún otro lugar, en ningún otro horario. Porque era cierto, nunca la vi salir o entrar a su departamento. Solo la veía allí, a través del cristal de su ventana. Creo que tenía como айва años, quizás más.
Llegué a un punto en donde solo pensaba en terminar de almorzar para luego poder salir a verla. Estaba completamente obsesionado con ella. Después de un tiempo, creo que hubo cierta confianza entre los dos. La hermosa joven se quedaba mirando siempre el atardecer y luego se metía adentro y desaparecía hasta el día siguiente. Ella seguía sin decirme nada, pero me devolvía las miradas, y me daba la sensación de que quería hablarme. Sin embargo, siempre llegaba la hora en que ella se metía adentro, cuando el sol comenzaba a bajar. A veces deseaba que la noche no existiera, así podía estar eternamente contemplando su mirada.
Le pregunté su nombre una vez. Fue raro, pues yo no podía oírla así que creo que ella pudo leer mis labios. Se volvió a meter adentro y supuse que no quería decírmelo hasta que abrió luego la ventana y me lanzó una piedra que cayó en la acera. Levanté la piedra del suelo. Tenía una nota atada.
"Sandra" era todo lo que decía. Subí la vista otra vez y ella me sonreía.
Cada día que pasaba, ambos manteníamos una conversación inaudible, mediada por gestos y ademanes. A la mitad del verano, soñé con ella. Fue un sueño muy confuso, pero me dejó muy en claro lo que realmente sentía por ella. Imaginé que su voz era dulce y que ella me contaba su vida. Y al día siguiente, ella se había asomado con lágrimas en sus ojos y un moretón alrededor de uno de ellos. Me puse de pie y pude sentir el dolor que salía de su mirada. Ella abrió la ventana y me lanzó algo. Lo levanté del suelo. Era una nota, atada a una llave. La nota decía:
"Por favor, necesito tu ayuda. Ven a buscarme mañana a las tres de la tarde. Mis padres se habrán ido para entonces. Por favor, te lo ruego, sé puntual. Tercer piso, apartamento 4 B"
Cuando terminé de leerla, levanté mi vista y ella seguía allí, pidiendo auxilio con su expresión. Se metió adentro y me dejó atónito. No supe que hacer en el momento así que volví a mi casa. Me metí en mi habitación y comencé a caminar de lado a lado. No podía aclarar mis ideas. No sabía qué debía hacer. Esa noche no dormí. Tomé la decisión de ir, pero tendría mucho cuidado.
A las dos y cuarenta y cinco del día siguiente, fui hacia su edificio y subí al tercer piso en ascensor. Mi corazón se aceleraba a cada paso que daba. Ahora tenía la oportunidad de hablar con ella, de conocerla. Quizás descubriríamos que teníamos algo en común, quizás me diría que sentía algo por mí. Mi mente divagaba en imaginarias situaciones que comencé a formar en mi cabeza con tal de aliviar la tensión que subía por mi espina dorsal. Sentía una repentina subida de temperatura en mi cuerpo mientras con mis ojos busqué el apartamento 4 B.
Una vez parado en la puerta, giré la llave en la cerradura. La puerta no se abría. Intenté más duro y la puerta seguía cerrada. Después de vanos intentos, me rendí, guardé la llave en mi bolsillo y bajé del edificio con una gran decepción. Intenté quedarme de pie en la escalerita de cemento, en donde la había visto por primera vez, pero mi enojo me hizo entrar a mi apartamento. ¿Por qué estaba tan enojado, de todas formas? Ni siquiera la conocía. Ni siquiera sabía nada de ella. Ni siquiera teníamos una relación real. Sólo eran gestos y miradas silenciosas a través de un cristal.
Además, no me parecía posible que de verdad nunca antes la haya visto. Tenía que conocerla. Alguien tenía que haberla visto alguna vez. Quizás no a ella, pero sí a sus padres. Con estos pensamientos girando en mi mente, entré en mi apartamento de forma abrupta y poco disimulado estaba mi enojo.
-¿Qué te sucede?- me preguntó mi abuela cuando entré por la puerta. Si ánimos le contesté, pero luego se me ocurrió preguntarle, para que aclarara el dilema que me acongojaba:
-No pasa nada. Solo tengo una pregunta ¿Sabes quién vive en frente? ¿En el tercer piso?-
-¿Por qué preguntas?- dijo ella con una expresión que me decía que no me estaba metiendo con un lindo tema para discutir.
-Sólo pregunto por curiosidad. Creo que vi algunas personas por allí una vez y estas me resultaron algo familiares.
-No pueden haberte resultado familiares. Ellos no salen nunca. O al menos casi nunca
-¿Ellos?
-Un matrimonio- y se detuvo con aires de misterio -Pero antes, algo pasó allí.
-¿Qué pasó?
-Ellos solían tener una hija. Pero nunca la dejaban salir ni ver a nadie que no fueran ellos. La maltrataban. Por las noches se podían escuchar los gritos de dolor de esa pobre chica. Sin embargo, nadie hacía nada porque su padre era amigo del jefe de la policía. No importaba cuantas veces uno llamara para avisar de conflictos en ese apartamento, la policía nunca venía. Un día, cuando el señor y la señora se fueron, la chica se suicidó. Al parecer, se cortó las venas. Pobre. Seguro no habrá encontrado alguna otra salida, que decidió salir de ese infierno de la manera más simple que vio en su mente. Entonces, irónicamente, vino la policía. Los padres de la joven intentaron descaradamente acusar a uno de sus vecinos, para evitarse la vergüenza de tener una hija suicida, pero no hubo caso. El jefe de la policía ya no podía intervenir en esto, así que lo declararon solamente un suicidio más.
-Entonces, ¿Tuvieron otra hija después?
-No, hijo mío. Fue la única que tuvieron y lograron que esta se mate. No creo que se hubieran arriesgado a que les suceda otra vez.
-¿De verdad no tuvieron otra hija? Pero… ¿Esto cuando pasó?
-Hace muchos años.
-¿Cómo se llamaba ella?
-Sandra.
No pude decir otra palabra. Mis sentidos se anularon por un segundo. No pude ver ni sentir nada. Todo era un espacio blanco y los sonidos llegaban de manera difusa
-¿Qué te sucede?
Fuera de mi mismo, contesté: -Nada- supe que era mejor mentir -No me pasa nada- y siguiendo un impulso, salí afuera y me paré en la escalerita de cemento. Parpadeé más de mil veces en tan solo unos segundos y trataba de ordenar las nuevas ideas que entraban en mi mente. No podía ser cierto ¿Sandra estaba muerta? No podía ser posible, ella me había arrojado una llave. Palpé con desesperación mis bolsillos en busca de la llave, pero esta no se encontraba allí. Mi mente no quería caer en lo que la nueva información recibida significaba para mí. Miré con temor hacia arriba, a la ventana donde siempre veía a Sandra. Ella seguía en la ventana. Pero… ¿Cómo era posible? Su expresión ahora era distinta. El moretón de sus ojos había desaparecido y sus ojos se entrecerraron con un aire de arrogancia, como si estuviera disfrutando de mi terrible confusión por seguir viéndola en ese momento. Con sus perfectos labios, susurró un -Lo siento- que de alguna manera extraña llegó a mis oídos. Y luego me hizo un ademán de despedida y se metió detrás de las cortinas blancas. No sé cuánto tiempo me habré quedado parado allí, ni cuántas veces habré parpadeado deseando que ella vuelva a aparecer para explicarme qué sucedía. Estuve esperando que de alguna manera todo esto se solucionara por horas hasta que el frío de la noche me obligó a entrar e irme a dormir, aunque siendo honesto no pude conciliar bien el sueño hasta bastante tiempo después.
Jamás volví a verla y traté con furia de quitarla de mi mente, pero ahora que mi final se encuentra próximo, me dedico a escribir estas palabras, o más bien esta confesión para que futuras generaciones decidan si mi cordura estaba sana o si en algún punto les parece que me he desviado hacia el camino de la locura, lo que hasta hoy mantengo que es mentira.
OK, so, with the holidays and the business of school, I have decided NO party chapter. I won't be able to write it for a while, anyway. So, let me just put it this way:
Over the span of.. let's say 6 weeks, Miranda, Sam and Alexander became better friends, and Sam still had a crush on Alex. Sam was still Друзья with Skye, but, being with the Популярное crowd, was pulled away and restricted from "hanging with the nobobdies."
Soon, Skye's friendship with her became a hatred and a огонь started and now, she hates Sam. So, Sam, Alex and Marie are all on Друзья terms (Alex and Sam.. well, lil' higher) and Skye is frienemies with Sam.
Over the span of.. let's say 6 weeks, Miranda, Sam and Alexander became better friends, and Sam still had a crush on Alex. Sam was still Друзья with Skye, but, being with the Популярное crowd, was pulled away and restricted from "hanging with the nobobdies."
Soon, Skye's friendship with her became a hatred and a огонь started and now, she hates Sam. So, Sam, Alex and Marie are all on Друзья terms (Alex and Sam.. well, lil' higher) and Skye is frienemies with Sam.
Shaped roughly from the rain.
Jagged crevices cut crudely
Not enough patience.
They rudely act out of duty.
Except for the movement that exists here
While the Spheres wait patiently for years
To be tormented from the cemented clouds
However their ever so patient, ever so patient.
Waiting for an ending of the intelligent, ignorant, belligerent.
The battle scarred unknowns secretly wait alone.
For the intricate impatients to lay ruined in lacerations.
Petty conflicts of constant greed, destroying all nations.
So the weather hardened unknowns, wait to be alone.
Jagged crevices cut crudely
Not enough patience.
They rudely act out of duty.
Except for the movement that exists here
While the Spheres wait patiently for years
To be tormented from the cemented clouds
However their ever so patient, ever so patient.
Waiting for an ending of the intelligent, ignorant, belligerent.
The battle scarred unknowns secretly wait alone.
For the intricate impatients to lay ruined in lacerations.
Petty conflicts of constant greed, destroying all nations.
So the weather hardened unknowns, wait to be alone.
Heyy there, I know in my last entry I сказал(-а) I would write on Friday- but I didn't. Theres actually loads of things that have happened to me in the last few days/week. Im not gonna tell Ты though! I had no Комментарии on the last entry but as soon as I get some feedback im gonna start Письмо to Ты again- Im a very busy person. I go to school, I play football (soccer-(Im english)-) along with my Письмо I also sing alot so I have many things to do/practice. Go look for my last entry and Ты will understand partly why im jabbering on :) Любовь to the people of the earth~ Cait xxx- 20th September 2011